En la mañana de ayer se produjo la primera reunión del Comité General del Grupo Renfe con la Dirección, después de la última que se llevó a cabo ante la crisis sanitaria que se avecinaba y en la que decidimos aparcar la conflictividad anunciada por la mala gestión que se llevaba a cabo en materia de recursos humanos y ante la falta de proyecto con el que afrontar el futuro liberalizador, comprometiéndonos a colaborar para prestar servicios esenciales a la sociedad, claves para el desarrollo y la superación de ésta.
Los puntos tratados, lejos de acometer en este Comité General todos aquellos temas acordados o en vías de desarrollo, así como medidas de adaptación consensuadas para superar juntos este nuevo escenario, se limitaron a trasladarnos los datos de las personas afectadas por el Covid-19, así como la mala situación económica derivada de las medidas implementadas para superar la pandemia y, de esta manera, justificar el recorte salarial a aquellos trabajadores que han actuado de manera ejemplar en todo el tiempo de duración de esta situación.
Entendemos que este es un escenario excepcional y, habiendo trabajado y colaborado para superar esta crisis, no podemos asumir la postura de agresión adoptada por esta Dirección que, sin haberse manifestado desde ningún ente superior una necesidad estructural de acometer medidas, pretende adelantarse y llevar a cabo modificaciones en acuerdos troncales para desarrollar la operación.
Parece claro que la evolución de la gestión, más lejos de intentar adaptarse a un mercado en constante cambio e incertidumbre, es la contención del gasto como única estrategia. Este camino ya se manifestó erróneo en la pasada liberalización de mercancías, donde dejamos al descubierto nuestras debilidades para el aprovechamiento de los competidores y no poniendo en valor nuestras fortalezas, dejando entrever una privatización encubierta de parte de sus frecuencias.
El mayor fallo que pueden tener los gestores de una empresa pública, olvidándose de la parte de servicio vertebrador en el transporte, beneficioso para toda la sociedad, es comportarse como directivos de una empresa privada, además, careciendo del carácter emprendedor y competitivo necesario dentro de un mercado de inminente liberalización.
Esto quedó patente ayer ante la única pretensión de cumplir con la directriz de no querer recuperar la oferta, sino seguir expectantes y rezagados tras ver la evolución de la demanda de servicios.
La inquietud es creciente ya que no solo vemos la posible pérdida de frecuencias en el mercado comercial, sino que parece que existe la posibilidad real e intencionada de perder otras en lo que, hasta hoy, estaba garantizado como Obligación de Servicio Público (OSP).
Esta excepcionalidad, más allá de tratarse como tal, quieren utilizarla para modificar y comprometer acuerdos estructurales como concursos de movilidad, Plan de Empleo e, incluso, el propio Convenio Colectivo.
Entendemos que los acuerdos están para respetarse, no por voluntad, sino por confianza puesto que, de violarse esta confianza, la única salida es la conflictividad.
Sin previsión, sin provisión y sin valentía a la hora de afrontar la salida de este escenario, nos llevarán a un camino ya explorado y de fracaso para todos los ferroviarios.
SEMAF seguirá luchando por el futuro del transporte ferroviario, por el mantenimiento o crecimiento en el empleo, por poder seguir desarrollando nuestra profesión con los niveles de calidad que hasta ahora hemos tenido, incluyendo la formación que se venía impartiendo y en un escenario de compromiso con la seguridad.
COMISIÓN EJECUTIVA SEMAF