01 de febrero de 2021

 

SEMAF convoca huelga en el Grupo Renfe los días 16 de febrero, 2, 3, 9 y 10 de marzo.

 

  • El colectivo insta a que la Dirección cumpla con el Plan de Empleo tras destruir 700 puestos en el 2020 y retrasar deliberadamente todos los procesos.
  • Los recortes en plantilla y mantenimiento provocan supresiones continuas de trenes y harán imposible recuperar las circulaciones previas a marzo de 2020.

 

La necesidad de evitar el colapso y la degradación del sistema ferroviario y acometer medidas urgentes para que el Grupo Renfe pueda volver a prestar servicio a los usuarios en condiciones de normalidad y seguridad, es el motivo por el que SEMAF convoca una huelga para todo el colectivo ferroviario del Grupo los días 16 de febrero, 2, 3, 9 y 10 de marzo.

 

El colapso cada vez se está haciendo más perceptible e insoportable porque la Dirección del Grupo está retrasando deliberadamente el ingreso de personal. Igualmente, la empresa no está manteniendo el parque motor. A pesar de que, como ejemplo, SEMAF lleva más de 1500 denuncias presentadas sobre ello solo en el ámbito de Rodalies de Cataluña.

 

La continua pérdida de puestos de trabajo hará imposible recuperar las circulaciones previas a la pandemia y hace que no exista personal suficiente para hacer frente a la circulación del número de trenes programados diariamente. Se han perdido mas de 700 puestos solo en el último año y las nulas previsiones de reposición para 2021 (por el incumplimiento de Renfe del Plan de Empleo) hacen prever que el déficit de personal aumente.

 

Igualmente el escaso mantenimiento de los trenes y la poca vigilancia de los mismos provocan que cada día aumenten los trenes que no están en condiciones técnicas y de seguridad para prestar servicio, teniendo en muchos casos que ser suprimidos. Bien porque estos no funcionan correctamente: por fallos técnicos y mecánicos. Bien porque no están en condiciones de circular con seguridad: grafitis que impiden al maquinista ver la vía o a los pasajeros ver el exterior y las salidas de emergencia. Prueba de esta carencia son las innumerables denuncias presentadas por el sindicato sobre las unidades que presentaban deficiencias para su puesta en circulación.

 

Estas circunstancias provocan el colapso e impiden prestar el servicio con normalidad, con la supresión de numerosos trenes al día. De esta manera, RENFE falla a los usuarios que necesitan utilizar diariamente el tren, y descarga la presión y responsabilidad en el personal ferroviario y en los maquinistas. Cada día esta carencia en personal y en trenes se agudiza.

 

La única solución que ofrece la compañía es presionar a los trabajadores para que conduzcan trenes que no están en condiciones de seguridad para circular, además de coaccionar a los maquinistas para que trabajen en turnos que no les corresponde, para cubrir el déficit de personal. Aumentando el riesgo que asumen los trabajadores de la compañía y los usuarios y trasgrediendo los derechos laborales continuamente.

 

Además sorprenden las excusas del Grupo Renfe, aduciendo al COVID-19 la paralización del Plan de Empleo, cuando sus incumplimientos comenzaron con anterioridad a la pandemia.

 

Los hechos llevan al colectivo de trabajadores ferroviarios a temer el desmantelamiento del sector público ferroviario, abocándolo a la privatización encubierta de circulaciones como sucedió en la fallida liberalización del transporte de mercancías por ferrocarril en el año 2005.